jueves, 23 de noviembre de 2017

PRUDENCIO Y PILUCA -37-


PILUCA
-¡Ven Prudencio, que de rosas es el Amor que para ti guardo con esta brisa, con este sentimiento puro de nuestra sonrisa.

Ven, sentémonos en este banco del Paseo Marítimo donde son testigo las olas de nuestro corazón hecho lazo de pasión.

Cierra los ojos por un instante, no mires, no pienses,  no recuerdes.
No puede imaginar tu mente lo que guarda la mente mía en esta bolsita para solamente tú,  puedas entender que dentro de mi corazón, ya bien seguro va el tuyo y ya no te quede ninguna duda de entregarte mí Amor.

-¿Qué es esto Piluca?

-No deslumbres Prudencio y pongamos en  nuestras manos, en nuestro dedo anular izquierdo estas alianzas de Amor, aunque en la mano izquierda solo sea compromiso, no todos lo saben y ante la ley del sentimiento tú y yo lo iremos profesando.

Más has de pensar que si en este viaje llevamos una alianza es para “practicar” si al volver a nuestra vida deseas seguir llevándola en tus manos, o pensar que no merece seguir con ella, tú dirás el sí o no a este Amor un tanto romántico pero por mí  parte muy pensado y auténtico. 

                                                          PRUDENCIO
-Ven tú,  luna de mis noches, aurora de mis mañanas, permíteme el beso de tantas lunas esperado, de tanto tiempo pretendido en mis rezos  para asirme a ti en tantas obscuridades de recuerdos y soledad.

Hágase pues esta alianza que yo la voy a lucir con pasión, sentimiento y locura. Nunca cerremos  la puerta del Amor que mi corazón va lleno y necesita la luz de tus manos.

No solo quiero dar sino recibir de esta suerte que me está tocando vivir, esta felicidad, que entre la humildad y el deseo, al entendimiento de la fe que en este mundo se nos permite  alcanzar.

A quien me está queriendo, su alma deseo arropar quitando fuera mi soledad en la humildad mía de lo que me puedas querer, de esa  energía  viva  que sigue el destino guardado para ti y para mí. Que nunca nuestros labios pierdan el vuelo de un beso.

Así, hazme el   regalo,   mujer,  que   yo   luciré   en mí esa alianza como una  rosa que tanto le gusta  recibir a mi alma convirtiéndola tú, en bálsamo, para hacernos a los dos merecedores en este mundo desazonado que nos ha tocado vivir.
¡Entre rosas y lirios anda el Amor, ven tesoro,  siempre serás para mí! 


                                                                         Pilar Novales

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