PILUCA
-¡Ven Prudencio, que de rosas es el Amor que
para ti guardo con esta brisa, con este sentimiento puro de nuestra sonrisa.
Ven, sentémonos en este banco del Paseo
Marítimo donde son testigo las olas de nuestro corazón hecho lazo de pasión.
Cierra los ojos por un instante, no mires, no
pienses, no recuerdes.
No puede imaginar tu mente lo que guarda la mente
mía en esta bolsita para solamente tú,
puedas entender que dentro de mi corazón, ya bien seguro va el tuyo y ya
no te quede ninguna duda de entregarte mí Amor.
-¿Qué es esto Piluca?
-No deslumbres Prudencio y pongamos en nuestras manos, en nuestro dedo anular
izquierdo estas alianzas de Amor, aunque en la mano izquierda solo sea
compromiso, no todos lo saben y ante la ley del sentimiento tú y yo lo iremos profesando.
Más has de pensar que si en este viaje
llevamos una alianza es para “practicar” si al volver a nuestra vida deseas seguir
llevándola en tus manos, o pensar que no merece seguir con ella, tú dirás el sí
o no a este Amor un tanto romántico pero por mí parte muy pensado y auténtico.
PRUDENCIO
-Ven tú, luna de mis noches, aurora de mis mañanas,
permíteme el beso de tantas lunas esperado, de tanto tiempo pretendido en mis
rezos para asirme a ti en tantas
obscuridades de recuerdos y soledad.
Hágase pues esta alianza que yo la voy a
lucir con pasión, sentimiento y locura. Nunca cerremos la puerta del Amor que mi corazón va lleno y
necesita la luz de tus manos.
No solo quiero dar sino recibir de esta
suerte que me está tocando vivir, esta felicidad, que entre la humildad y el
deseo, al entendimiento de la fe que en este mundo se nos permite alcanzar.
A quien me está queriendo, su alma deseo arropar quitando
fuera mi soledad en la humildad mía de lo que me puedas querer, de esa energía viva
que sigue el destino guardado para ti y para mí. Que nunca nuestros
labios pierdan el vuelo de un beso.
Así, hazme el
regalo, mujer, que yo luciré en mí esa alianza como una rosa que tanto le gusta recibir a mi alma convirtiéndola tú, en
bálsamo, para hacernos a los dos merecedores en este mundo desazonado que nos
ha tocado vivir.
¡Entre rosas y lirios anda
el Amor, ven tesoro, siempre serás para
mí! Pilar Novales
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