PILUCA
Si tú
supieras mi vida, si tú supieras mi Amor
que esas velitas encendidas en la noche iluminan
nuestra mirada luciendo como el sol en
un rinconcito de mi corazón.
Y en
saber que no hay fronteras para poder encontrar el aroma de una flor, buscaremos
dignamente la espera de la estrella con su luz y esa soberana flor
halle su frescor tendida en el lecho del río rendida al en la verdad del Amor.
En sentir,
bien anda en su ternura vibrando su emoción, pudorosa ella a la espera de esa
luz que encendió las velas de poderoso encuentro de un digno corazón.
Y en
dudar, nunca sería sentir lo que tu corazón defiende poniendo como insignia al
valor, peregrino sentir de tu desvelo.
PRUDENCIO
Hierba
de mis anhelos, acógeme en vuestro regazo,
envolvedme en vuestra franqueza y fresca ternura.
Quiero
que mis ojos sean de luz palpitante, que den aliento que a mi ser querido en
puro gozo, pues oro de dorados rizos llenos de ardores, de sol creciente delatando
mi corazón en silencio van sus primores.
Que no
debilite el concebir al encuentro de sentir cerca al ser amado.
¡Oh
premio venturoso de la inquietud de caricias de la voluntad de un querer deleitando el crecer de sabores en
el silencio de mi soledad!
Morir
sería mí ser en no tener correspondencia de esos los amores que son en la
reflexión de mi conciencia al surgir el
aura, soplo de brisa con mirada de mariposa.
Y en
esa copa de vino de día de fiesta, surja el resplandor de alegría, postrera sombra mí alma tuviera, en ser polvo, que
tan solo sea el cuerpo, nunca el espíritu
será, pues hasta
en el cielo
a ti quererte, y nunca
ni allí perderte.
Fuera
del mundo, sea la gloria del infinito tiempo de la mano tuya para
nunca dejar de quererte.
Pilar Novales
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