martes, 14 de noviembre de 2017

PILUCA Y PRUDENCIO -26-


ZEUS Y UNA DEIDAD

PILUCA 
     En ti voy  buscando un  horizonte nuevo, presiento que me estás enamorando pues bien se forma un cortesano culto con fino entusiasmo en el cáliz 
de la existencia de las almas,
esas que tienen estilo propio y carisma de enamoradas pero…

 ¿Sabes que en la belleza del rito de primavera está la veneración,
devota y generosa adhesión cuando se escuchan los sueños
que son dones del Amor?

Y si en obsequioso regocijo ha de ser tu alegría de querer,
sea pues voluntad mía la gracia y entusiasmo
al atino generoso en sentir y corresponder.

¡¡Aguas dulces de los ríos que todas vais buscando el mar
pues  bien  considero  ser el  Amor un oficio 
de muy digno entender, como deidad atenta del ser  
se ha de mantener como gloria bendita
siendo pues  alegría el querer.

Esos hálitos eternos de transparente calidad,
ya  que en el convivir
se han de mantener eternos momentos,
eternas glorias para la alegría de vivir.

Quisiera ser para ti una acertada primavera
un sentir purpúreo  de  fruta sabrosa,
sin miradas sedientas que en latir
celos pudieran tener de nuestra alegría airosa
del dulzor de nuestro latir.

PRUDENCIO
Ven Amor, quiero conversar contigo,
gratificar tus pensamientos,
yo recorreré el cielo, buscaré para ti una estrella,
  bien se ha de pensar que en Amor todo es poesía,
corazón sublime y armonía con luz y lozanía.

Pero por favor, cuéntame tus sueños, esos sentires 
que bien sé que guardas en el silencio de tu alma.

Dime, ser dorado de sabrosa miel, si un día tus labios
a mí me dieran ese cremoso sabor. 

¡Oh azucena, fruto de la edad merecedora 
que bien ha de transformarse
en sentir nuestra ilustre primavera!

¡Ay alma  primorosa, estela del alma mía
cuando yo sentir pueda tu fe en mí generosa!

Siempre para nuestro vuelo con equipaje ligero,
déjame asirme a tu pecho
que yo he de huir contigo
y ofrecerte un castillo donde resguardarnos su techo.

Quiero vivir  contigo un secreto misterioso
que dé a nuestra dicha  un antojo quizá,
de esa tu  alegre flor hacia un cántico dichoso.

Ven Amor,  despierta mi sonrisa, haz fiel mi esperanza,
si algo por mí sientes  aparta de mí la duda, piensa,
piensa que entre tú y yo cosas bonitas pueden suceder.

Permíteme que mis sueños no sean engañosos,
permíteme adorarte con sublime ternura
que  mi corazón sea envolvente.

Una ciencia secreta y perfecta es el sentimiento de amar,
solo la sabe rimar el corazón y el alma.

No me dejes escondido en las trémulas sombras,
en el desafío de la duda, doliente,
déjame por unos minutos ser Zeus enamorando a las deidades
beber del cántaro de frescas aguas de ríos y fuentes.

No ocultes si por mí  sientes Amor, no vaciles,
no me hagas sufrir, quiero ser fiel,
quiero llenarme de ti al despertar la aurora,
 quiero el sabor de tu miel.

                                   Pilar Novales


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