PILUCA
No me digas niño de
esos cientos de tus amores,
que bien al sentir el vuelo de mi paloma,
tus anhelos como galán de respeto y entusiasmo,
entre algodones de una nube, pudiste llegar a mi morada.
No me digas que al son de tu sueño pudiste invadir mi espacio
entre jazmines y rosas, leyendo en mis ojos las mil
noches
que llevan mis
sueños, Cariátide floreciendo mis
esencias,
en el buen entender y alegrías.
¡Oh, santuario misterioso que habitas en la eterna
palabra
del cauce de los sueños!
Amada y ardiente llama que prende en dos corazones,
en el silencio de los abrazos que rinden las emociones
en el santuario de los dioses.
PRUDENCIO
Un minuto yo quisiera un minuto de tu Amor para sentir en
mi vida
la alegría de tu
corazón.
Tocar el cielo quisiera por ser para mí un regalo, qué más a la vida
mi sentir pidiera volar contigo, a tu lado.
Si de calores se advierte sírvase pues el verano.
¡Qué bien es sentirse amante si hay amores cercanos
como en un jardín encantado donde un amor en silencio reposa
al sentir melodioso volando como mariposa!
al sentir melodioso volando como mariposa!
¿Dónde estará mi alma que advierte esa mariposa que de mis ojos
se marchan lágrimas de dolor inquieto, y en el jardín se
detiene otro,
otro Amor puro, sincero, sumiso….
Donde busqué el primer beso
y sintiendo la dicha de mi corazón
preso,
te entregué mi alma tan solo buscando un beso.
te entregué mi alma tan solo buscando un beso.
Pilar Novales
Poema registrado
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