PILUCA
Bien hay momentos que al unísono también
escucho ese tiempo de tu soledad, y en sentirte bien, aquí estoy contigo
dónde el liberado rocío del tiempo higieniza
lloros y penas quedando libre el eco del pasado hacia la realidad del momento.
Haces bien en sentirte orgulloso de sentir
Amor, bien te puedo confesar fiel amigo, que la vida va siendo un regalo para
mí, el encuentro contigo también me hace sentir feliz.
Y qué mejor que tomar tu sentir y sentirme en
ti que bien harás en buscar en mí otro
empeño, aún en no sustituir, ni un
pétalo de tu enamorada flor.
Yo siempre quise encontrar un ser como tú, con
un espíritu digno de inmaculado matiz, a
poder ser… un poquito mejor que yo.
Y en tratarse de regalos, regalo sea para los
dos esa gracia, ese don o dádiva de caminar con garbo y gallardía en seguir peinando
las letras con desenfado y alegría.
Seguro, Prudencio, nuestras huellas quedarán en
esos caminos que van a ir formando nuestras ilusiones, entre ánimos y escritas letras que aún seguiremos ilustrando nuestro
libro con ánimo de nuestras vidas.
No creas Prudencio que yo contigo también
estoy curando mi herida del tiempo juvenil vivido, aquel tiempo que nunca te
confesé.
Un Amor tuve en mi tiempo que no consideré
contarte hasta tú tener de ti la cura y seguridad, pues al tiempo has podido mi
dolor curar.
Me enamoré de un primo mío por parte paterna.
Era un puro sentimiento que llegó a ser platónico sin ninguna duda. Era
hermoso, un ser angelical de plácida sonrisa. Cuando tocado el momento quisimos
hacernos dueños de nuestro querer por nosotros donado…
La madre de aquel mi ser tan querido, un día
tomando café en su casa, nos reveló que aquella seriedad de nuestros
sentimientos era imposible. Aquel hijo no era mi primo hermano sino mi propio
hermano de padre.
El golpe fue fuerte, por eso mi ser querido,
como ya puedo llamarte hoy a ti, causa fue en no haber deseado correr.
PRUDENCIO
Me quedo estupefacto, suspendida mi palabra,
no tengo expresión para encontrar mil perdones, siempre pensé no preguntar al
respeto de tú no comentar pero sobrepasas el valor humano al sentir de fuerza y emoción que has podido llevar dentro de tu
corazón herido.
Y bien pregunto si tu corazón ya está curado cómo
yo he de agradecer el valor que has tenido en poner mi corazón y mi alma desprendidos entre las constelaciones del querer.
No debe haber temor en sentir mi otoño, esos castillos de la naturaleza viva habrán de influir entusiasmo, esas huellas que
debe desarrollar nuestra capacidad intelectual.
La belleza de pensar siempre lleva
entendimientos, que a una filosofía práctica nos debemos arrimar, conseguir
podremos esa gloria gratificante en crecer, no ya nuestros cuerpos, sino nuestros
espíritus jóvenes y soñar.
Dolor y ánimo me das Piluca en seguir tejiendo
nuestros sueños olvidando dolencias de ayer dejando mi alma liberada con la
savia de tus palabras para vivir hoy entre ese viento fresco del Caribe.
Deslumbra mis emociones la fuerza que tú me
das, palabras que expresan ternura en poder protagonizar de un sueño vivido que bien pueda en la vida en su atino disfrutar.
Y así es y será todos los años que nos queden
por vivir nuestra vida. Más uno no puede pensar en otra mujer o en
otro hombre que en nuestro tiempo físico
haya existido, sino ir dejando los buenos
recuerdos al sentir agradecido en la libertad de lo eterno.
Y a ti, sirena de los océanos del tiempo de
las emociones, bien te quiero dedicar este
mi tiempo de ecos, entre sensación y honestidad para nunca olvidar, que entre rumores del viento, en
ti me he de apoyar.
Pues bien al azar pueden ser dos pájaros que
con sus picos rozan la consonancia de unos labios que ya los puedo besar entre
fulgores y caricias, arrumacos y dulzuras que el destino ya es en llegar.
Sea pues mi bienhechora, ahora soy yo quien
va a tomarte por la cintura con ese calor humano atento y seductor, buscando nosotros nuestra ventura entre
la dicha de amar como cisnes en su estanque de felicidad.
Y en esta leyenda se forme el dulce Amor por lo que me he hecho poeta para
ti con estos besos, que en ser suaves y dulces, los he de pasar en versos de los
que me has enseñado a escribir.
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