PILUCA
¿Es incrédulo el Amor? En algún momento quise sentirme tuya,
más fue cobarde mi aliento y repuse en silencio mi
pensamiento,
tantas deidades en tus acentos…
tantas deidades en tus acentos…
No me digas Prudencio
que a Zeus en su afición te quieras comparar,
que a Zeus en su afición te quieras comparar,
entre jardines, flores y sol siempre envuelve en sabor,
esa ciencia que tiene naturalidad en amar.
esa ciencia que tiene naturalidad en amar.
Yo, pese a ser francesa tengo el decoro muy a discreción,
me encantan los vestidos largos con pamela van bien a mi cantar
entre árboles y sonrientes flores de color
pues de esos griegos dioses no me he de fiar.
entre árboles y sonrientes flores de color
pues de esos griegos dioses no me he de fiar.
Pensé que para mí lo lícito era esperar y sentir entre la luz
ese misterio de lo eterno, el silencio de las palabras y
soñar…
Piensa que en
soñar cuanto más alta es la nube,
más claras pueden ser las noches
y el vuelo resulta ser sorprendente cuando subes,
más claras pueden ser las noches
y el vuelo resulta ser sorprendente cuando subes,
cuando se baja y cuando se acierta
pues excelencia tiene el Amor en su ciencia,
sabiendo que el tiempo nos guarda
sabiendo que el tiempo nos guarda
grandes mares para navegar con su esencia.
¡Oh, sueños misteriosos apagando la razón
de dar rienda suelta al corazón!
Más, en despertar el alma anda contando los sueños
en tímida
discreción preguntando al orador del sueño.
¡Oh, pena de Amor que solo lo entiende el alma
ocultando la dignidad
de la pasión!
¡Qué larga se hace la noche cuando ahonda el insomnio
sin abandonar la locura de un Amor!
No, no te inquietes nunca, no busques mares
sin seguridad en navegar,
no confíes, el mar es bravío, no sabes cómo va a gritar
en esos momentos de furia que mucho hace zozobrar
y a la calma hay que esperar.
Ven, Prudencio, en la orilla de este mar en calma
nos podrá deleitar las muchas palabras
nos podrá deleitar las muchas palabras
que nuestra pluma siempre está en inspirar.
PRUDENCIO
No soy aguas del río que se deslizan entre
las manos
sin dejar rastro ni recuerdo.
sin dejar rastro ni recuerdo.
Guardo un montón de sueños que a ti quiero
darte,
más no me des promesas rotas, quiero amarte.
más no me des promesas rotas, quiero amarte.
No quiero ser un dios pero quisiera
encontrarme
en los tiempos griegos del Olimpo
y seducirte sin palabras y sin rimas,
tan solo las miradas con esos vestidos largos de las griegas.
en los tiempos griegos del Olimpo
y seducirte sin palabras y sin rimas,
tan solo las miradas con esos vestidos largos de las griegas.
Y bien pienso en aquel tiempo como deidad
de mis anhelos
y en ser deseo brotar de
nuevo con la edad de nuestros sueños,
cruzar la calle contigo, de la mano, con el
canto de los pájaros
y las flores de primavera.
Soy
Odiseo en tus manos, me vas moldeado a tu manera,
no quiero pensar que todos mis sueños
son vanos,
que todo termine en una quimera, una
fantasía.
Si brotan lágrimas que sean con sabor a fresa y cereza,
de esas que dan dulce sabor y fortaleza.
de esas que dan dulce sabor y fortaleza.
Te encontré navegando en las aguas de la esperanza,
eres para mí río dulce consentido como
amor y ciencia,
como cantos de pájaros, diana
en hermosura
en el cantil de la luz porque,
todo es color de rosa en el mes de
abril,
desde aquel fértil tiempo cuando te conocí.
Si bien dices que tienes un montón de
sueños y que no esperas promesas rotas, puedo decirte que
todo sueño
puede convertirse en realidad siendo
sabiduría en amar.
El agua en nuestras manos se esfuma
gota a gota, se va,
nadie la puede parar, más el Amor, nada ni
nadie lo puede frenar.
Pilar Novales
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