miércoles, 15 de noviembre de 2017

PILUCA Y PRUDENCIO -27-

PILUCA
¿Es incrédulo el Amor?  En algún momento quise sentirme tuya,
más fue cobarde mi aliento y repuse en silencio mi pensamiento,
tantas deidades en tus acentos…

No me digas Prudencio
que a Zeus en su afición te quieras comparar,
entre jardines, flores y sol siempre envuelve en sabor,
esa  ciencia que tiene naturalidad en amar.

Yo, pese a ser francesa tengo el decoro muy a discreción,
me encantan los vestidos largos con pamela van bien a  mi cantar
entre árboles y sonrientes flores de color
pues  de esos griegos dioses no me he de fiar.

Pensé que para mí lo lícito era esperar y  sentir entre la luz
ese misterio de lo eterno, el silencio de las palabras y soñar…

Piensa que  en soñar cuanto más alta es la  nube,
más claras pueden ser las noches
y el vuelo resulta ser sorprendente cuando subes,
cuando se baja y cuando se acierta
pues excelencia tiene el Amor en su ciencia,
sabiendo que el tiempo nos guarda
grandes mares para navegar con su esencia.

¡Oh, sueños misteriosos apagando la razón
de dar rienda suelta al corazón!

Más, en despertar el alma anda contando los sueños
en tímida  discreción preguntando al orador del sueño.

¡Oh, pena de Amor que solo lo entiende el alma  
ocultando la  dignidad de la pasión!
¡Qué larga se hace la noche cuando ahonda el insomnio
sin abandonar la locura de un Amor!

No, no te inquietes nunca, no busques mares
sin seguridad en  navegar,
no confíes, el mar es bravío,  no sabes cómo va a gritar
en esos momentos de furia que mucho hace zozobrar
y a la calma hay que esperar.

Ven, Prudencio, en la orilla de este mar en calma
nos podrá deleitar las muchas palabras
que nuestra pluma siempre está en inspirar.

PRUDENCIO
No soy aguas del río que se deslizan entre las manos
sin dejar rastro ni recuerdo.

Guardo un montón de sueños que a ti quiero darte,
más no me des promesas rotas, quiero amarte.

No quiero ser un dios pero quisiera encontrarme
en los tiempos griegos del Olimpo
y seducirte sin palabras y sin rimas,
tan solo las miradas con esos vestidos largos de las griegas.

Y bien pienso en aquel tiempo como deidad de mis anhelos
y en ser deseo  brotar de  nuevo con la edad de nuestros sueños,
cruzar la calle contigo, de la mano, con el canto de los pájaros
y las flores de  primavera.

Soy  Odiseo en tus manos,   me vas moldeado a tu manera,
no quiero pensar que  todos mis sueños son vanos,
que todo termine en una quimera, una fantasía.

Si brotan lágrimas que sean  con sabor a fresa y  cereza,
de esas que dan dulce sabor y fortaleza.

Te encontré navegando en las aguas de  la esperanza,
eres para mí  río dulce consentido como amor y ciencia,
como   cantos  de pájaros, diana en hermosura 
en el cantil de la luz porque,
 todo es color de rosa en el mes de abril,
desde aquel fértil tiempo cuando te conocí.

Si bien dices que tienes un montón de sueños y  que no esperas  promesas rotas, puedo   decirte que todo sueño
puede  convertirse en realidad siendo sabiduría en amar.

El agua en nuestras manos se  esfuma gota a gota, se va,
nadie la puede parar, más el Amor, nada ni nadie  lo puede frenar.

                           Pilar Novales


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