domingo, 19 de noviembre de 2017

PILUCA Y PRUDENCIO -34-

PILUCA
Como que llegó a mí de tu alma el primer beso sonando mi alegría con  la caricia de tu verso… 

Y sentí el palpitar al revoloteo de la mariposa de tu profesar generoso, del dulzor permanente para cualquier mente jactarse en ser preciso, pues  un beso tan propicio siempre endulza momentos muy precisos.

El beso es un condicionante que hace a la vida digna y  seguro sería, que en dulces momentos andaría mejor el mundo regalando besos, pues que un beso es ternura al sentir generoso, cáliz de alegría como el de infancia que es el de mayor inocencia por ser ternura como las almas.

Y bien es sentir el beso aunque sea en sueños pues deja de ser atrevimiento ya que el alma justifica sentirlo a buen contento sin considerarse pecaminoso.

Y si entre sueños se va sintiendo que no va siendo la realidad de sentir al uso ensalzando momentos, que tú en la espera Prudencio, ya llevas tus buenos soplos, sea pues el tiempo de alegrarnos entre soles festivos de primavera y tomemos el camino de querernos.

                                                                    PRUDENCIO
He ido al encuentro de un querer entre el azahar con la luz de la Luna, buscando una estrella con aromas que diera luz a mi soledad, soledad   inquieta de deseos…

A lucir mis sentimientos una vela entusiasta encender he pretendido, y con las alas de una flor al encuentro de un alma digna que pudiera mecer mi yantar, mi gloria siendo esa luz digna de sentirse en mí.

Pero… ¡Ay, Piluca que encendidos quedan los besos en el recinto de los sueños! ¡Oh luz de la vida que pueden engalanarse en el secreto que ciñe el aire bajo el río dulce de mi caminar!

¡Oh túnica invisible de inocencia que vas cubriéndome  como un hada misteriosa quitando el amargor de la vida  para secar mis lágrimas pudorosas.


Ya al encuentro de  un real entender, y tomando nuestro camino pretendiendo disfrutar de nuestro bien escrito querer, corramos y más  corramos que no se vuelva nuestro entusiasmo al libro de nuestras letras donde queda impreso nuestro enigmático ser.


                                                                                                Pilar Novales


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