jueves, 16 de noviembre de 2017

PILUCA Y PRUDENCIO -28-


PILUCA
Bien  recuerdo  cuando  visitamos  aquel   remanso en lozanía,
al “aprire”  de la vida como el nombre de abril indica,   
río  con emblema de caricia 
de   aguas dulces de paz  y  alegría  
quedando  grabados dignos besos 
sin  olvido en nuestro intelectual pensamiento
de tantos momentos precisos.

Recuerdo  la  caricia,  aquella   de  tus poéticas  palabras,
las   que  hizo magna presencia entre los  labios de miradas
con ternura de alientos y pensamientos de inocencia
con sabor a  menta a cambio de nada, tan solo por entregar
nuestros sueños, la flor y aroma de nuestra existencia,
con esas letras que engarzan cada momento de sentir y amar.

Por eso  quisiera mi querido amigo de poética acción
que sigamos escribiendo nuestro libro de poemas,
que nuestros encuentros no sean de ficción
sino manantiales de fértiles hermosuras.

Mira Prudencio, nuestros espíritus siguen jóvenes
disfrutando de nuestras lecturas con nuestro mejor amigo,
el libro y sus compartidas emociones.

Hemos comprobado que el mar es un aliento generoso,
un soñar continuo para la envergadura en disfrutar,
relajar y apaciguar momentos siendo dichosos.
¡Nos gusta tanto la Naturaleza y tendernos en el césped
con un libro entre nuestras manos ¿verdad Prudencio? 28

PRUDENCIO
Sí Amor, cómo no recordar las dulces ondas de aquellas aguas
de nuestros pensamiento donde se encontraron nuestras almas,
esas que son limpias sobre el césped de nuestra conciencia.

El tercer cielo en su esplendor de aquellos abrazos
que la diosa Afrodita tuvo a bien encender
aún tan solo en las letras de nuestra emoción.

Abrazos de gloria celeste, que aún hoy,
¿sabes Amor? en  nuestra edad, siguen siendo gloria del Edén…

Gloria  de  un tiempo  pasado  que se  hace  presente
entre  ese Amor de lecciones
cuando te abrazo en el locuaz  sentimiento
que va granando caricias como emblema en seducciones.

Amor y gloria que envuelve
 la imaginación de mis sueños,
el  Amor es vida,  es  agudeza  meritoria  entre  luces áureas
con su alegría de vida y los  sueños de tus besos.

Voy buscando la senda huyendo del ruido,

quedar un momento escondidos,
tú y yo junto a mi pecho,
cuando el mundo se haya ido…

                                                                             Pilar Novales

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