Un día contigo aprendí
que el licor de la vida
se podía conseguir.
que el licor de la vida
se podía conseguir.
Que se formaban soplos
coherentes de locura
encendiendo la antorcha
hacia la bravura del querer.
coherentes de locura
encendiendo la antorcha
hacia la bravura del querer.
Un día contigo aprendí
que en la tierra del corazón
se labraba simplemente,
una razón para vivir.
que en la tierra del corazón
se labraba simplemente,
una razón para vivir.
Y en poner fundamentos,
esa alegría que quitaba engaños
poniendo aciertos…
esa alegría que quitaba engaños
poniendo aciertos…
Quitaba la pena oculta
falseada
falseada
en los brazos del tiempo.
Y en ir disipando
llegaba el dulzor festivo
del cántico de los alientos.
llegaba el dulzor festivo
del cántico de los alientos.
Pilar Novales
Me resulta muy bien el poema, amiga.
ResponderEliminarBeso
Muy agradecida por la lectura de mis modestas palabras.
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