Cuando un corazón se entusiasma en hacer hueco en el
alma se cree no haber nada que lo venza pues ya el pecho vibra por ser pasión
que reside formando la agudeza que preside el sublime Cariño que lo consolida y
nada pues lo envilece sintiendo así las dos almas acentos irreversibles.
¡Oh, Amor, te amé tanto que Cupido solo tenía la
flecha de oro para mí, más, qué invicta razón cambió formando batalla para mi
sentir!
¡Oh, Amor loco que crees tener para siempre el poder y
la gloria hasta que Cupido bien prepara la flecha de plomo dejando el alma en
confusión con el dolor de la pasión encendido y hecho cenizas va sembrando el
olvido y la ingratitud en los corazones quitando el señorío de su honor!
Buscando ser vencedor del Cariño se pierde su valor
que era de vida porvenir perdiendo la razón buscando la constancia de no ser
perdedor, más imponiéndose Cupido se ausenta el entendimiento y voluntad
quedando en el recuerdo una herida mortal.
Mª Pilar Novales
Fandos
Me resulta muy bien, amiga. Discursa con gusto.
ResponderEliminarBeso
Besicos, gracias.
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