Siempre el ser humano ha de especializar su decencia ya que el camino del
vicio siempre anda por la puerta ausentando el aliento de la esencia que como
ser humano se le permite opinar en su clemencia.
En alterar el sistema conductual, altera carácter y personalidad desdeñando
mimos, abrazando copa tras copa, se va encendiendo el fósforo de sus entrañas
engañando la alegría, degradando poco a poco su aspecto orgánico y su autoestima.
La dignidad como ser humano se va haciendo irreflexiva formando en su
cuerpo surcos envejecidos y lastimados hasta la degradación deshojando sus
vestiduras en la soledad de su cerebro.
Ya no abre el diccionario, tan solo el trago lo tiene a mano siempre
escondido bajo los umbrales del desprecio siendo lamentable su oscuridad.
Tentación al alcance del momento perdiendo el efecto cognitivo, nublando su
entendimiento.
Y en esa humillación ofensiva, entre
el dolor y la miseria, donde no importa
el sexo ni la edad saltando la urbanidad de su respeto y su dignidad.
Mª Pilar Novales
Lo dices muy bien, amiga, con mucho tino.
ResponderEliminarBeso