Siempre
ando repleta de letras llenas de flores que bien en mi imaginaria las voy guardando en un cesto, las meto poquito a poco
según se van inspirando.
¿Por
qué no voy a imaginar mis sueños si la vida sueño es que ayuda a vivir el sueño
y tengo alegría de vivir sin más saber
que al sueño haya de pedir?
Yo
no digo mentiras ni verdades, solo digo las palabras mías, las que son legales,
las agradables, las que son palpables.
No
son activas ni son pasivas formas pero con mis palabras quiero regar las flores
de mí entendimiento, las que flotan en el aire.
Mis
flores son leales y siempre andan dispuestas en mi pensamiento. No me parezco a
nadie, simplemente soy yo y diferente.
Bien
atenta ando regando las flores del cesto por si acaso no las arrugue el
Sol ni las destrone el viento pues han de crecer para alcanzar presteza y
solidez y sobre todo aroma con caricia y con ternez.
No
quiero que crezcan con ligereza pues bien con ellas he de alcanzar la destreza
ya que en ser flores del entendimiento no quiero que tengan censura, más bien
sean halago para mi mente hacer fortuna…
Y
en gozo, sea el crecer mis flores con
acierto y con ternura aunque llamen a mí ser locura por regar en un cesto
mis flores con sentimiento
y dulzura.
En
volar a cualquier lugar del etéreo, es dicha y agrado y todos van sonriendo sin
confusiones ni orgullo, sin codicia de haberes y qué dicha la ventura sin
pesadez ni temores, solo bonanzas y plenitudes.
Y
yo escribiendo con mis flores poemas para volar al mundo llevando esperanza,
para entonar alivios a tanto sufrir y desventura.
Con
activar la conciencia en buenas reflexiones, verán las Luces con el crecer de mis flores. Pero...
¿Dónde están mis alas las que me dio la
amistad de Orfeo? ¡Oh, con este cuerpo
pesado no puedo levantar el vuelo! Me faltan las alas, las debí perder al
volver por el camino del mundo terreno.
Bien
podré pedir explicaciones a Platón que en purificar senderos aprobó los
menesteres del vuelo. ¡Oh, flores de mi entendimiento, buscad mis alas para
poder realizar mis sueños sin ser medrosos…!
Los
astros, en sus misterios, siempre van susurrando buscando el milagro, buscando
estrellas y luceros para iluminar los momentos.
Yo,
seguiré regando mis flores, más, van creciendo los capullos que bien buscando
mis atenciones y riego todos y todas que con darles cariño, me van sonriendo.
La
música celeste la puedo seguir escuchando, el haber perdido mis alas no quiere
decir que haya perdido sonido en la capacidad de mis sueños para crecer en un cesto mis flores.
Y
al hálito de llenar las copas con néctares
de alegría, se colmen de menesteres cultos las florecidas mentes que a más de una bien le iría
algún poema, poesía o cuento.
María Pilar
Novales.