Pablito era un niño
feliz
vivía con su querida Madre porque
un buen día el padre se evaporó
sin saber porqué
ni dónde, sin
más decir se marchó.
¡Oh, Madre querida no me dejes nunca, sin ti no podré vivir¡ Pero
un día la Madre enfermó y en hacerle falta a Dios al Cielo Eterno se la llevó.
¿Por qué me has dejado madre? Sin ti no voy a poder ser aquella espiga dorada que tú tanto quisiste
mecer.
Desolado y triste con gran dolor de no tenerte a mi lado, en
la calle me encuentro sin tu maternal Amor sin saber qué hacer, con gran dolor.
Al Cielo he de aclamar para que conmigo al mundo puedas
volver a bajar pues sin ti mi Madre querida no voy en la vida a progresar.
O bien llévame contigo, Madre, estoy triste y tembloroso y
solo quiero llorar sin ningún regazo que quiera darme su Abrazo.
¡Oh, Madre, que en sentir, siento embeleso en llenar mi sueño de besos
siendo realidad que contigo me
llevas en un abrazo juntito a los Cielos!
¡Oh, Madre querida, no me dejes nunca que en esta nube blanca y celeste los dos estaremos cerquita con Dios en los Cielos!
Aurora Novales
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