martes, 12 de noviembre de 2013

DE LA INFANCIA ABANDONADA


Cómo quisiera cambiar
flor fresca del sol dorado
el pensamiento de tu mirada.
Cómo quisiera vaciar
de tu corazón chiquito
algún propio lamento
que enturbia tu confianza
y el débil afecto
de tu sentir inquieto.
Cómo quisiera endulzar
con el más fiel pudor sagrado,
alguna frase de tu boca de cereza
y en tu cara inocente poner
un atisbo de esperanza.
Cómo quisiera reponer
un trozo de tu inocencia
pudiendo curar
tus heridas de infancia
las que privaron tu sonrisa
vulnerando tu inocencia.
Cómo quisiera ser precisa
en romper el hielo
de tu dolorosa desconfianza.
¡Ay, niña, cómo creciste
a la sombra de la dignidad humana!

                                                         Pilar Novales






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