Los detalles de la boca
van formando la palabra,
la palabra de Amor
con sabor a cereza
entre la ternura de infancia.
Eso debe ser el Amor
para cultivarse el alma
con el color y el aroma,
con ese abrazo fuerte
que impregne la dulzura,
melodía del sentimiento
que sale del corazón, de la Caricia.
Respeto que va endulzando
la brisa que lleva el viento,
y que ha de mantener
el niño que llevamos dentro.
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