domingo, 7 de diciembre de 2014

AMANECER...

Sonríe la Aurora
traspasa los  cristales de mi ventana,
quita la tristeza de mi habitación.

 A la vuelta, en el alféizar,
llegan los gorriones
con dulces cantos
buscando mis manos,
saben que en ellas va su almuerzo
tomando grano a grano
con su boquita de pico dorado.

Son dulzores, melodías
que ellos me regalan
como un hechizo agradecido
en tiempo de invierno,
entre ese frío que lleva tristezas
dentro de los huesos.

Vuelan primorosos
a bailar con sus alas
ligeros por el cielo
con sus tiernas almas.

                         Mª Pilar Novales

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