jueves, 4 de diciembre de 2014

EN DEFENSA DE LA VIDA


Despertaron el sueño
que en dulce Caricia comencé a tener
en el claustro materno.

En la soledad de mi silencio,
ahogado en sollozos,
ajaron mi cordón umbilical
que era vida del Dios Eterno
quedándome sin vida y sin aliento.

Con la sangrante herida,
sin mi barco ni alimento
ni los remos del Cariño
que un día me permitieran felizmente,
en el momento oportuno de nacer,
dar agradecido y risueño
un abrazo a mi madre.   

                                    Mª Pilar Novales


1 comentario: