Cuántas veces pediste mis besos y yo ignorante
de mí, te daba cientos... Pero preferiste otros amores, y yo esperando la
Aurora para ver tu sonrisa conquistadora.
No pensabas el daño que me hacías, volvías una
y otra vez engañando mis emociones. Cuantas veces se enamoró mi alma
de aquella conquista tuya, cuántas veces encendiste el fuego y
dejaste que se apagara la llama.
Pero lo mejor ¿sabes? que aunque para ti fui
aquel dulce sabor a fresa según me
hablaban tus palabras a mis inocentes oídos...
...De aquél Amor, loco para ti, para mí fue el
fruto de mi inocencia germinando en mí corazón la mejor flor de
le existencia humana, aquél hijo que nunca te interesó conocer.
Un regalo divino que Dios puso en mi
vientre con la alegría y ternura de aquellos besos, de la inocencia del querer para
con la fuerza de mi entusiasmo, poder crecer y un
día sentir el gozo de su angelical ternez. De su Cariño
y de su afecto que nunca tú, en ningún momento, podrías disfrutar ni
acaso su ternura mecer.
Mª Pilar Novales
Mª Pilar Novales