Préstame
tus alas Palomica, tú que puedes volar quiero
llegar al cielo y volver a enamorar. Palomica
tú que puedes volar
dime si en perder un
Cariño del mundo, en el alto
Cielo lo puedo volver a conquistar.
Que los besos que me dio, el ansia de mi
ser no los puede olvidar, sigo acariciando su pelo, el dulzor de sus labios no
me dejan descansar. Aún su tierno amanecer, sigue en el primer entusiasmo,
sigue vivo en mi ser, ya no brilla en mí el Sol, apagó la Luna su fulgor.
Soy celoso de las nubes que entre pétalos
de Rosa envolvieron su cuerpo, ese cuerpo anhelante que tuvo vida e hizo feliz
tanto amanecer y que tanto lo pude querer.
¿Me escuchas
Palomica? Más bien quiero que me aclares como son los apellidos del Cielo para acaso
dirigirme a ese mí Amor perdido.
Sí, sé que en silencio habré de escucharte y
atención pongo en las respuestas que puedas darme…
¿Cómo puede ser, mi querida Palomica que los amores del cielo ya del mundo se tengan
que privar, pasando a otro destino que el Eterno tiene a bien preparar?
Vaya pues, que cuando un ser querido del
mundo terreno, a otro mundo lo envían a prosperar, más bien en oración la
humildad se puede quedar.
Y en esperar nuestro tiempo, que sí, nos pongan
las alas para volar y con el ser querido
nos podamos encontrar.
Mientras
bien sea que felicidad en el mundo habremos de encontrar para que en su otra existencia,
nuestro ser querido, que fue, también de su nueva vida pueda disfrutar.
Mª Pilar Novales
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