Para actuar en sus papeles digno sería ensayarse aunque para
estas escenas no hay tiempo para poder el papel aprenderse.
Pues que cada uno deberá estudiar sus guiónes siendo su
director y representante sin esperar vítores ni aplausos que nadie pueda
otorgarles.
Conviene filosofar guiones aunque solo estén escritos en las
imaginaciones ya que deben ser fieles servidores de sus interpretaciones.
No siendo de la edad el gozar o el sufrir sino del papel o
sus lecciones que del nacer al morir hayan dado sin explicaciones.
Al atardecer de su tiempo se bajará el telón, se dormirán
las luces saliendo del triste pecho o halagador cuerpo sus muchas
representaciones, cerrando así sus vivencias y emociones.
A la escucha del “breviario” que hayan tenido sus
actuaciones, considerarán fielmente cómo han sido sus evoluciones y sobre la
consciencia o inconsciencia.
Sin su cuerpo el alma, irá inquieta, quizá
cantando bajo, una oración sobre su zozobra o placer.
¡Oh, Dios, dulce juez de poderes y esencias que das los
atuendos para en cada vida poderte seducir!
Mª Pilar Novales
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