domingo, 1 de diciembre de 2013

¡OH, NIÑA DE MIS OJOS!

Mis emociones y llantos
suavizan su dolor
al encuentro de tu caricia.

Al encuentro de tus labios,
el suave aroma de tu aliento
me envuelve en tu regazo
como un niño chico.

Bendito el poderío de tu lira
que en mi parpadeo
voy encontrando tu ternura.

Con el dulzor de tu boca…
¡oh, niña de mis ojos!
quédate en mis brazos,
con el silencio de mis besos.
          

                    Prudencio


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