lunes, 9 de diciembre de 2013

LA PALABRA PUEDE HERIR O SER HERMOSA

Lo mismo que la rosa exhala por cada pétalo su aroma y color, así la palabra se torna en dulzura  con licencia a ser hermosa saliendo de la mente, el alma o el corazón de cada ser humano.

Sin filosofar momentos dando rienda suelta a la adrenalina, la mente dispara la palabra hiriendo algún noble pensamiento, hacia un sentir abnegado ausentándose los dioses de la sublime ternura del sentir poético de los sueños.

Esa palabra que pudo ser dicha de entendimientos, de eterna sensibilidad emotiva, se desliza inquieta y sangrante. “Tú, palabra que en las aguas dulces del río de las emociones diáfanas, juraste sensatez eterna, vulneras sensaciones de transparencia y pudor”. 

Sin producirse la base respetuosa de escusa al sentir indolente, quizá, la savia de la sonrisa se evaporó en la confusión dejando un sentir incoherente en brazos de un mundo perecedero y acaso en desatino de ti misma, la palabra.
                                                                                                 Pilar Novales


                            

                                    Pilar Novales

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