domingo, 22 de octubre de 2017

EL AIRE DE LOS ABANICOS

                                                       
CONDESA DE FERNAN NUÑEZ  (DAMA CON ABANICO, GOYA)

No me hagas caso
cuando tiemblan mis manos,
soy como una veleta
del tejado de los humos,
de esa chimenea negra
 que hay contaminada
con nombre propio
en el fondo de la tierra.

Pero yo siempre entusiasta
voy buscando peces
para alimentarme,
aunque estén delgados.

Procuro nutrirme con la espina
para no romperse mis muchos dientes
ya de tiempos descalcificados
por falta del calcio de su primavera.

Es tanta la desidia  de los abanicos
que para el verano
se cansan por tanto vicio
al dar aire contaminado
que la pereza produce,
desgana del propio vicio.

Sin ser capaces
de recordar el lenguaje,
que en su tiempo aristocrático,
eran la ilustración.

Así era el propio lenguaje a distancia
entre damas y caballeros
que bien jugaban al escondite
a espaldas de sus respectivos cónyuges. 

Y en este sentir de tanto calor,
como no me van a temblar las manos
si son seres animados
los diez dedos
que luzco con entusiasmo
en mis aristocráticas manos.

                                                          Pilar Novales










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