El gran teatro del mundo tiene un
escenario grande y nosotros los humanos, somos sus actores con todas sus representaciones.
Para actuar en sus papeles, digno sería
ensayarse aunque para estas escenas no hay tiempo para poder el papel
aprenderse.
Pues que cada uno deberá estudiar sus
guiones siendo su director y representante sin esperar vítores ni aplausos que
nadie pueda otorgarles.
Conviene filosofar guiones aunque solo estén escritos en las imaginaciones ya que deben ser fieles servidores de sus
interpretaciones.
No siendo de la edad el gozar o el sufrir
sino del papel o sus lecciones que del nacer al morir hayan dado sin
explicaciones.
Al atardecer de su tiempo se bajará el telón, se dormirán las luces saliendo del triste pecho o halagador cuerpo sus
muchas representaciones, cerrando así sus vivencias y emociones.
A la escucha del “breviario” que hayan tenido sus actuaciones, considerarán
fielmente cómo han sido sus evoluciones.
Y sobre la consciencia o inconsciencia, sin su cuerpo el alma, ira inquieta, quizá cantando bajo una oración sobre su
zozobra o placer.
¡Oh, Dios, dulce juez de poderes y esencias
que das los atuendos para en cada vida poderte seducir!
Pilar Novales
registrado.
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