lunes, 12 de junio de 2017

HUMILDAD Y FINURA VAN A UNA



Herido el corazón
por malentendidos y olvidos
a falta de dulzores y cariños…

Herido el corazón
sin atuendos comprendidos,
 en la espera de las dulces voces.

Sin entendimiento de voluntades,
el Amor se escapa por los rincones
entre los mares de los sueños.

Huyendo de la soledad sin colores
como caracola envuelta entre las olas
en la orilla de mis sienes…

En la sombra de mi inocencia
lo que mis pensamientos requieren
al olvido, en la soledad…

Levantando castillos de arena
que se derrumban sin permiso
ni cortesía  remadora de caballerosidad.

Así, día tras día esperé sin encontrar
 aquel timón navegante
que tomó la promesa de “espérame para poderte amar”.

¡Qué dolor el mío
cuando decidí ir a la ciudad
cansada de esperar en la orilla de mi pueblo…!

Cómo no fue mi asombro
asiendo en abrazo a una rubia oxigenada
lo vi doblando una calle en risas y carcajadas.

Iban en grupo, también todos ellos
vecinos de mi pueblo,
ellas ni conocidas de atuendos y oropeles.

Yo me quedé sin carcajadas
y entrando a servir en casa de mi tía,
un primo segundo conocido desde niños…

Acabada su carrera de arquitecto
se enamoró de mi cultivándome en lingüística  y finura,
así llegué a ser humilde pero señora.

                                             Y bien he podido aprender
                                                  que el Amor romántico
                                  se crea y se percibe en cada amanecer.


                                                                            Pilar Novales

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