Gracias doy al Cielo que me premió
con el apasionado Amor maternal
de una Madre como Tú, espejo de bondad.
con el apasionado Amor maternal
de una Madre como Tú, espejo de bondad.
Azucena
del Alba que me diste tu fervor,
tu enseñanza y el regocijo de tu corazón.
tu enseñanza y el regocijo de tu corazón.
En esta vida de transición,
en este mundo perecedero,
vi palpitar tu boca
por tantos soles encendidos
a lo largo de tu vida
con infieles pesadumbres
que oprimieron tu alegría.
en este mundo perecedero,
vi palpitar tu boca
por tantos soles encendidos
a lo largo de tu vida
con infieles pesadumbres
que oprimieron tu alegría.
Pero tú en mí, Madre querida,
siempre pusiste tu devota sonrisa,
tu carisma embellecedor
tu carisma embellecedor
con tu Caricia y
tu feliz Ternura.
Yo, Madre, en tu avanzada edad,
te obsequié con mi Cariño y protección.
te obsequié con mi Cariño y protección.
Hoy,
desde la llamada de Dios,
sé que estás en su Regazo,
como premio a la liberación
de tu humilde y abnegado espíritu
honrándote por conseguir
ese magnífico galardón.
sé que estás en su Regazo,
como premio a la liberación
de tu humilde y abnegado espíritu
honrándote por conseguir
ese magnífico galardón.
¡¡Oh, María, elegida por Dios
por ser
preferentemente Amada!!
Y en la simplicidad de este poema,
te
doy las gracias, Madre querida,
¡¡María, Flor de la Maternal hechura!!
¡¡María, Flor de la Maternal hechura!!
Pilar Novales
Con cariño
para la querida Madre María de Francisco Signes.
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