miércoles, 12 de marzo de 2014

EN DEFENSA DE LA VIDA

Despertaron el sueño
que en la dulce Caricia comencé a tener
en el claustro materno.

En la soledad de mi silencio,
ahogado en sollozos,
ajaron mi cordón umbilical
que era vida del Dios Eterno
quedándome sin vida y sin aliento.

Con la sangrante herida,
sin mi barco ni alimento
ni los remos del Cariño

que un día me permitieran felizmente,
en el momento oportuno de nacer,
dar agradecido y risueño
un abrazo a mi madre.  

                          Pilar Novales



No hay comentarios:

Publicar un comentario