Busco tus manos en las olas del mar en calma, las busco en las flores de azahar, en los jardines de primavera entre rosas y jazmines.
Me siento en el remanso del río donde aún
sonríen sus aguas dulces refrescando nuestras ideas, las ilusiones
vivificantes.
Los besos, entre la suavidad y el dulzor
del cariño de nuestros labios se hacen presentes entre los anhelos de la ciencia de
querernos.
La arquitectura de tu ser se disipa, la música
del manantial próximo al río de mi pensamiento, se corta en mi sistema
auditivo, se desvanece la arquitectura de la construcción de nuestros sueños.
El rubí idílico con brillo deslumbrante de
nuestros corazones que deslumbraba nuestra imaginación, se va llevando la
imaginación de quien fui y no soy nadie sin ti.
¡Oh, tiempo de bonanza que no me permites
pensarte más para poder seguir! Y se van quedando entre las nubes el humo de
nuestra sed de amores.
Mucho oprime en mi retina y en mis
pensamientos el dolor que acentúa el sendero de sentirme sola entre las olas y el río de mis
dulzores que vieron nuestras risas.
Ya no están las manos tuyas para acariciar
las mías cuando iban al volante del coche que me regalaste, ya no me pertenece
ese coche que a tantos lugres nos ha llevado.
Aquellos paradores y carreteras y aquellos
hoteles en la suite donde la primavera era un jardín del Edén, aquellas noches
de sueños reales…
Nunca
pensamos que un día saldría en el periódico tu muerte, y nunca tampoco pensamos que tu
secretaria privada de viaje de negocios no podría ir al sepelio de tu cuerpo
sediento del Amor que me dabas y te respondía.
Estabas arreglando los papeles de divorcio para dedicarte a mí pero el
destino te llevó al etéreo mundo sin pedir ningún permiso.
Ahora, entre las tristes hojas de otoño, en
ese sentir fluido, ya eres todo para mí. He vendido la casa que me diste en
propiedad de nuestros sueños y te llevo conmigo a otra ciudad donde no haya recuerdos sino la
verdad de nuestras almas juntas para la
eternidad.
Ya
vienes conmigo
alma de mi ser,
ya siento tus manos
acariciar mi piel.
alma de mi ser,
ya siento tus manos
acariciar mi piel.
Estamos
juntos
navegando entre los mares,
en las orillas de los ríos
se sientan nuestros amores.
navegando entre los mares,
en las orillas de los ríos
se sientan nuestros amores.
Ya
se aplaca la sed de perderte
somos un lucero y una estrella
en el cielo de la libertad de quererte,
en la locura de ser mío para siempre.
somos un lucero y una estrella
en el cielo de la libertad de quererte,
en la locura de ser mío para siempre.
Pilar Novales Fandos
Autora
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