viernes, 3 de enero de 2014

POEMA AL "PROFE" DE GIMNASIA

Cuando eras niño te gustaba jugar, cosa muy normal por tratarse de la edad. Tenías amistad con el balón, y corrías  que te las pelabas en carreras competitivas metido en sacos con los chicos del pueblo.

Con las chicas, saltabas a la comba  por si en los saltos eras más ágil que ellas. Con tus compañeros jugar al futbol y al baloncesto en el campo del colegio de la ciudad donde estudiabas,  acentuó en ti una altura considerada, haciéndote quizá, un galán hacia la admiración femenina. 

Buscabas un atisbo generoso contigo en darte el placer de meter goles y ganar algún partido donde podía florecer tu imaginación hacia el tiempo futuro.

Entrada la adolescencia y ya en tu juventud primera, entusiasta, pensaste que la Cultura Física era lo tuyo y para ser más íntegro como ser humano, debías desarrollar tu motricidad.

Un desarrollo armónico de cuerpo, mente y espíritu y, en fijarte en Discóbolo, llegaste a la griega Olimpia y haciendo amistad con Apolo, pronto te integró en el Gimnasio de la Prosperidad convirtiéndote en profesor olímpico.

Y al entusiasmo de hacer carreras a pedal y tomar oxígeno, sujetaste tu   decisión con tus dos manos y tus dos pies hacia la práctica del  velocípedo por tu cuenta aunque de esto meditabas en no ser muy benéfico para la parte íntima de la tu anatomía por lo del sillín...

...Pero tan solo por su asiento estrecho, no más,  pero compensando ya que fuiste encontrando meritorio oxígeno recorriendo los magníficos paisajes que no deja de ser una cultura geográfica donde el entendimiento va superando la imaginación en cuanto a belleza y emoción.
                                                                                                                              Pilar Novales
 A Francisco Signes



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