Cuántas veces
pediste mis besos y yo ignorante de mí
te daba cientos... Pero preferiste otros amores,
y yo esperando la Aurora para ver tu sonrisa conquistadora.
y yo esperando la Aurora para ver tu sonrisa conquistadora.
No pensabas
el daño que me hacías, volvías una y otra vez
engañando mis emociones. Cuantas veces se enamoró el alma de aquella conquista tuya, cuántas veces encendiste el fuego y dejaste que se apagara la llama.
engañando mis emociones. Cuantas veces se enamoró el alma de aquella conquista tuya, cuántas veces encendiste el fuego y dejaste que se apagara la llama.
Pero lo mejor
¿sabes? que aunque para ti fui aquella rosa con sabor a cereza según me
hablaban tus palabras a mi inocente oído...,
...De aquél Amor, loco para ti, para mí fue el fruto de mi inocencia germinando en mí corazón la
mejor flor de le existencia humana, aquél
hijo que nunca quisiste conocer.
Un regalo divino que Dios puso en mi
vientre con la alegría y ternura del
primer beso, del querer... para con la fuerza de mi entusiasmo poder
crecer y un día sentir
el gozo de su angelical ternez, de su Cariño y de su afecto que nunca tú, en ningún momento, podrías entender.
Pilar Novales