Quiero escribirte esta carta desde mi
profundo sentir de humildad. Tú, mi Niño Divino, que fuiste acogido con nobleza entre las pajitas
de un humilde pesebre solidario.
A TI, mi Precioso y preciado Niño,
bien mi modestia te pide se haga real tu presencia esparciendo cariño, Igualdad, Fraternidad y
toda la Luz que lleva dentro el Amor.
Que
tu vuelta en el tiempo de
tu
Natividad, ponga algún esmero
político donde los mandos superiores puedan experimentar, aún por poco tiempo, la pobreza de quien no tiene que
llevar a su boca, o la impotencia de no
poder ni acabar el fin de mes.
Creciendo los niños de cuerpo, alma y
mente, sin nutrientes propios, cultivo hacia los valores expectantes de mujeres y hombres fundadores del futuro.
En no crecer la infancia en sustentos,
amor y cultura,
malamente pueda ser un mundo coherente en dignidad y afectos de esa Luz de fraternidad y Amor.
malamente pueda ser un mundo coherente en dignidad y afectos de esa Luz de fraternidad y Amor.
Que se pueda, a
través de la muerte entender, que allí, todos acabamos iguales ante el examen
de conciencia, examen del libro de la
vida que se nos dio al nacer,
siendo en la muerte
del cuerpo físico, en la tumba, donde
nos igualamos todos.
Que cuides Niño te
pido, a más de uno en su grado de humildad severa y a otros desasidos, entre niños
y abuelos de la padecida inclemencia humana.
Da Luz Niño querido
para que pueda avanzar el mundo en AMOR,
con este DON que TÚ bien pusiste la nota
en la Tierra pero pocos la sabemos interpretar.
Gracias, un abrazo mi Niño, esperando llegar pronto,
tu Natividad y todos nos podamos reciclar.
Pilar Novales
Preciosa carta. Un abrazo
ResponderEliminar