sábado, 26 de octubre de 2013

EL VALOR DE UN BESO


Nadie a mi me dio un beso,
nadie me acurrucó en su regazo
ni me cantó una nana
cerquita de su pecho.
Por favor, no lo digas nunca
pero…
¿Sabes tú, ahora,
dónde estará mi madre?
Yo, en ningún momento,
conocerla pude en mi infancia.
Querida niña,
estará por el cielo
en menesteres de importancia
que le habrá mandado el Eterno.
A mí me pasó lo mismo
¡Mírala, allí está mi madre
en aquel jardín celeste
junto a la tuya
cogiendo flores de invierno!
Una, otra…
Dos coronas de flores
con lazos de terciopelo
ellas están formando
para ponerlas en nuestro pelo
cuando en la noche mágica
entremos en el sueño…    
                                 Pilar Novales


No hay comentarios:

Publicar un comentario